Benito Arias
La curiosidad por un cuento alabado por Lovecraft y emparentado con "Los sauces" de Blackwood y "El color que cayó del espacio" del propio Lovecraft (uno de sus mejores relatos), me llevó a este Diógenes de la editorial Valdemar. Desgraciadamente, todo el volumen está traducido por José Luis Moreno-Ruiz, de quien tenía entendido no cabe fiarse un pelo, como enseguida paso a relatar. Pero antes destaquemos el valor en sí del relato de Ralph Adams Cram, bueno y contenido al crear la atmósfera sobrenatural, y sobre todo por ese carácter anticipador del horror en la naturaleza que los autores posteriores han explotado de mejor manera, pero claro está, siempre y cuando se lo lea en una versión apropiada.
Es un episodio sabido que la editorial Valdemar tuvo que retirar del mercado la traducción de Nuevos cuentos de los Mitos de Cthulhu, la antología que compiló Ramsey Campbell y aparecida en la colección Gótica, para sustituir la infiel traducción de José Luis Moreno-Ruiz por otra más ajustada al original. Los inventos del traductor fueron tan evidentes, por ejemplo en el relato de T.E.D Klein, que las quejas de los lectores llegaron a los editores y estos tuvieron que reconocer que los había engañado. El propio traductor se justificó con mucho cinismo aduciendo que a él le pagaban al peso y que por tanto traducía también "al peso". Toda esta historia se la puede seguir con detalle y ejemplos en el blog Disportancia.
Al leer el relato de Ralph Adams Cram he recordado esta circunstancia ya pasada, y me he visto obligado a preguntarme si este traductor procedía siempre como un co-autor en sus traducciones o si el anterior caso fue un acto de despecho contra la editorial. He revisado algunos de sus trabajos, desde la primera novela de 1980 (El estafador y sus disfraces, de Herman Melville, para la editorial Legasa) hasta algunas aparecidas en Valdemar (que ha acogido buena parte de su labor) y las conclusiones son inequívocas.
Empezando por "El Valle de la Muerte", diría que no leemos el relato de Ralph Adams Cram en otra lengua, sino un híbrido donde la mano del traductor inventa, malinterpreta y sobre todo añade gran cantidad de líneas a fin de aumentar el número de páginas a cobrar. Aproximandamente una página y media del total del cuento (19 páginas) es aportación original del traductor. Cabe especular si este procedimiento está encaminado sólo a cobrar más, como dijo él mismo, o si hay añadido un acto de venganza, porque con un poco más de atención hubiera acabado un trabajo digno, si hubiera eliminado las reiteraciones y verbosidades que estropean el estilo contenido del autor. Y cabe preguntárselo por el desprestigio que le supuso su mala praxis: la propia editorial Valdemar, de hecho, dejó de encargarle nada y aunque se los pagó ya no llegó a publicar un par de traducciones que les había entregado, años antes de morir en 2021. Para salir de dudas hay que revisar más traducciones.
"El Valle de la Muerte", empecemos por aquí, incluye, además de los habituales añadidos, dos errores importantes de traducción que sólo pueden ser achacados al descuido y la negligencia, si no a la simple y llana ineptitud, uno cuando malinterpreta el momento de atracción por el perrito que quieren comprar los adolescentes en una escena tipo Heidi, con los tres triscando por el campo, y otra cuando convierte a los protagonistas en cazadores de jabalíes cuando en realidad están practicando tiro a jabalíes, sí, pero de cartón. Si se quiere leer una interpretación más fiel al original, cabe hacerlo en la web de El espejo gótico.
Al revisar el historial de este traductor tan inventivo hay que remontarse a su edición de Melville y compararla con la nueva de Montesinos (de la que hay adelanto editorial en Zenda), y sobre todo con el original. Hecho esto, sólo cabe concluir que José Luis Moreno-Ruiz no tenía grandes conocimientos del inglés, pero lo que desconocía se lo inventaba tan alegremente que sorprende cómo ha podido trabajar tantos años para una editorial cualquiera, y sobre todo para una como Valdemar.
Me preocupan especialmente sus aportaciones a esta última, una de mis favoritas, porque precisamente su sombra es alargada. Más de una decena de volúmenes de la colección Gótica ha sido traducida total o parcialmente por José Luis Moreno-Ruiz antes de ser expulsado con deshonor de la editorial. Esos volúmenes (los dos de Robert Bloch, el de Seabury Quinn, Sanguinarius, el de Washington Irving y otros), que ocasionalmente se han reeditado en El Club Diógenes, se añaden a otros encargados expresamente para la colección de bolsillo: Chesterton, Stevenson, Walter Scott y muchos otros. He llevado a cabo algunas calas comparando con los originales y con otras traducciones del mercado, y estas son mis apreciaciones:
Del volumen Sanguinarius he ido al inicio del relato "El misterio de Ken", original de Julian Hawthorne, para compararlo con el que nos dio Albert Solé en la primera salida de la antología Vamps (Valdemar, 1991), que es muy fiel al original, como suele ocurrir con las buenas traducciones, y bueno, he tenido que dejarlo en seguida, harto de las intercalaciones inventadas (que el personaje escribía "aunque con cierto descuido" o que no le sorprendió "a él mismo" que se fuera a viajar por Europa...), cuando no de los peores errores (al confundir salir de viaje con volver).
Del volumen de Seabury Quinn (Las cámaras del horror de Jules de Grandin, Valdemar Gótica, 2004) me ha bastado con la primera línea del primer cuento:
"Tiens, Friend Trowbridge, you work late tonight" [Seabury Quinn], que se transforma en "Tiens, amigo Trowbridge; trabajó usted anoche hasta muy tarde." [Tr. José Luis Moreno]
En el caso de sus aportaciones al volumen Los archivos del doctor Hesselius también para Valdemar Gótica (2002), la historia se complica. La traducción no suena tan florida ni inventiva, como terminan quedando las anteriores (al cabo, el estilo del traductor emparenta a autores diversos con puntualizaciones innecesarias y apreciaciones extravagantes). Lo que ocurre es, sin embargo, más grave. En este caso, José Luis Moreno-Ruiz parece seguir no el original de Le Fanu sino otra traducción aparecida en 1996 en la editorial Edicomunicación, una mediocre versión de Albert Laurent. Creo que esto se puede demostrar siguiendo línea a línea ambas versiones y comparándolas con el original inglés, porque Laurent también es peculiar en su forma de traducir y a menudo cambia el orden de las frase, lo que curiosamente se replica en la versión de Moreno-Ruiz, quien por su parte tampoco nos ahorra sus habituales florilegios. La prueba definitiva que me lleva a esta acusación es que, como alumnos que copian en un examen, se equivocan en los mismos lugares. Por ejemplo en el inicio del relato "El juez Harbottle":
"Thirty years ago, an elderly man, to whom I paid quarterly a small annuity charged on some property of mine ... No better authority could be imagined for a ghost story. He told me one, though with a manifest reluctance." [Le Fanu]
"Hace treinta años, un anciano de quien yo recibía cada semestre una pequeña renta en concepto de alquiler de una de mis propiedades ... Nadie podía ser considerado mejor autoridad con respecto a una historia de fantasmas. Pese a mi desagrado manifiesto, me relató uno de esos episodios." [Tr. Alberto Laurent]
"Hace treinta años, un hombre de edad, del que cobraba yo una pequeña suma semestral por el alquiler de una propiedad ... Nadie mejor que él, por lo demás, para dar cuenta de una veraz historia de fantasmas, asunto en el que era una autoridad, muy a su pesar. No obstante haberle mostrado yo cierto desagrado ante lo que pretendía, me relató un episodio fantasmagórico que vivió de cerca." [Tr. José Luis Moreno].
Obsérvese la diferencia en extensión de la traducción de José Luis Moreno-Ruiz con respecto al original, y repárese en que la renta la paga el narrador al anciano, trimestralmente y no semestralmente, y que el desagrado ante la historia es del anciano, no del juez, a diferencia de como lo expresan ambas traducciones, y a diferencia de como lo resuelve una mejor versión, la que apareció en la Biblioteca del Terror, de la Editorial Forum:
"Hace de esto treinta años, un anciano a quien yo entregaba todos los trimestres una pequeña renta ... No se puede esperar un narrador más digno para una historia de fantasmas. Me refirió una, aunque con un rechazo evidente." [Tr. Cristina Campo]
No he profundizado más. Creo que se puede concluir que ninguna traducción firmada por José Luis Moreno-Ruiz es fiable, ya que presumiblemente estará llena de errores y de intercalados de su cosecha. Y ahora me pregunto, ¿en qué posición deja esta mancha a la editorial que acogió tantas traiciones de su mano? ¿Y en qué estado de ánimo va a seguir alguien coleccionando esos ejemplares tan preciados de la colección Gótica o El Club Diógenes?