domingo, 19 de mayo de 2024

LA ERA DEL FUTURO DEGRADADO (Mark Samuels, 2020)

 


Benito Arias

   Es difícil olvidar los relatos de Mark Samuels (Londres, 1967-2023). Su primera aparición en castellano antes del volumen de Valdemar recién editado en este año de 2024, creo que fue en una antología de una editorial que sólo vendía sus libros en formato electrónico: Fata Libelli. Una pena que dejara de existir, porque sacaba muy buenos libros del llamado New Weird, entre ellos la antología Sui generis con tres relatos de Reggie Oliver, Mark Samuels y Quentin S. Crisp. El de Samuels, titulado "THYXXOLQU" me pareció en su día el mejor. En la antología que ahora comentamos, un "Best Of" seleccionado por el autor, también se halla el relato impronunciable, junto con otros 16 en la última apuesta de la prestigiosa Gótica, donde el autor iba a compartir con Ligotti o Barker el privilegio de ser uno de los muy escasos autores vivos con un volumen completo en ella. Pero la suerte tenía otros planes y Mark Samuels falleció en diciembre de 2023, sin haberlo visto siquiera. Esta edición no puede superar pero sí competir en calidad de edición con algunos de sus otros libros, editados a menudo en ediciones pequeñas, lujosas y muy caras. Ahora, no hay que sorprenderse, está todo agotado y lo poco que circula lo hace a precios prohibitivos. Pero Samuels alternaba esas elitistas publicaciones de Tartarus Press (The White Hands and Other Weird Tales, 2003, tirada de 350 ejemplares) o PS (Glyphotec and Other Macabre Processes, 2008, tirada de 100 ejemplares) o las actuales reediciones de Zendaya, con relatos en numerosas antologías populares del tipo "Black Book of Horror" y otras del estilo. En los últimos años empezó a aparecer en Hippocampus Press, por ejemplo con el original de esta antología que comentamos (editada en 2020), y también en los dos primeros números de la revista Penumbra. Pero en los años previos, y después de un intento de financiarse a través de una web de patrocinio, empezó a autopublicarse sus propios libros bajo el sello Ulymas Press, a través de Amazon. Así cabía conseguir hasta hace poco su Glyphotec en una edición revisada y ampliada. Lo único aún vivo y a precio asequible es su última novela, With-Cult Abbey (Hippocampus Press, 2021).

   Para conocer algo más de la trayectoria vital de este autor cabe recurrir a una graciosa entrevista que le hace Quentin S. Crisp con ocasión de la aparición de su libro Written in Darkness (2014), o la que le hizo Matt Cardin en 2006; pero sobre todo es recomendable una biografía anónima, dentro de un volumen de homenaje que le montan sus amigos y colegas: Marked to Die. A Tribute to Mark Samuels. Edited by Justin Isis (2016), en el capítulo titulado "About Mark Samuels" que sólo ha podido ser escrito por él, y donde nos informa con gracia de sus múltiples trabajos y penurias, la sucesión de sus libros y, dato importante, que es católico, romano y muy creyente. Reuniendo información de aquí y de allí, están muy claros sus intereses e influencias literarias: Poe, M. R. James, Machen o Lovecraft entre los clásicos; pero también otras menos evidentes, como J. K. Huysmans, M P. Shiel o el polaco Stefan Grabinski, al que llegó a traducir, y con el que le complacía al parecer compartir catálogo en la colección Gótica. El autor del prólogo de la antología que comentamos, el prestigioso crítico Michael Dirda, que no desdeña la literatura de género, va sembrando aquí y allí otras referencias y complicidades en su erudito prólogo, no exento de genuina admiración. Pero el propio Samuels reconoce ser "a devotee of the weird fiction of Thomas Ligotti", con el que ha mantenido una cierta amistad por correspondencia, y el americano ha llegado incluso a orientar algunas de sus obras con consejos que el londinense ha aceptado (para el relato "Vrolyck", uno de los mejores de la compilación), según reconoce ante Quentin S. Crisp. Como muestra de esta relación cabe destacar la dedicatoria del ejemplar que envió a Ligotti de su primera colección de relatos, The White Hands:

   Pues bien, para mí, Mark Samuels está casi siempre al nivel del mejor Ligotti, pero claro, el americano me resulta algo pesado y deprimente salvo en algunas ocasiones, cuando se revela como un autor singular y excepcional; Samuels, sin embargo, aun con toda su atmósfera metafísica y condenada al pesimismo, mantiene una ligereza de fondo que conlleva una especie de aceptación de la condena, en sintonía con el católico convencido que él es, una deriva kafkiana que arranca incluso alguna sonrisa. Pensemos en esa reencarnación de Lovecraft en un escritor mejicano de tres al cuarto ("Un caballero de México") o en los relatos que debajo del infierno (al que ineludiblemente conducen todas o casi todas las tramas) destacan un éxtasis más allá de la apariencia y el horror. También hay elementos de ciencia ficción en sus mejores historias ("Vrolyck", "El moho negro", "La niebla carmesí") y numerosos aficionados que investigan alguna aparición del otro lado a la vez que relacionan los sucesos con Machen, Shiel o Twilight Zone. Esa metaliteratura que también encontramos en T. E. D. Klein, por ejemplo, parece sugerir que la realidad, o mejor, lo que hay debajo de lo que ocurre, se puede leer con las referencias de la literatura fantástica, porque la realidad es, de suyo, fantástica. 

   Este libro es una maravillosa sorpresa (muy bien traducido, por cierto, por Lorenzo Díaz) del que es mejor no saber mucho antes de sumergirse en él. Los libros de Samuels sólo puede seguir creciendo con el paso de los años, y ello por dos razones: la originalidad de las tramas y la precisión de un estilo literario que recuerda en ocasiones a uno de los maestros reconocidos del New Weird, Jorge Luis Borges, con la fortuna de haber pasado por una lengua intermedia.