Benito Arias
El coleccionismo se sabe cuándo empieza pero no cuándo acaba. Una vez probada la miel de la colección completa, lo propio será intentar hacer lo mismo con alguna otra. Llama la atención escuchar los testimonios de los afortunados o esforzados coleccionistas que han completado la Valdemar Gótica: todos están inmersos en otras colecciones, incluso más complicadas (como El Ojo sin Párpado, de Siruela) o que están empezando ahora y pueden durar años (Biblioteca de Carfax, Dilatando Mentes, otras colecciones de Valdemar...). Conclusión: si no queremos ser coleccionistas es obligado dejar las que tenemos a medias sin terminar, como quien raya el coche adrede para no preocuparse más por los arañazos.
GOT-41: Henry S. Whitehead: Jumbee y otros relatos de terror y vudú.
Traducción de Óscar Palmer de un original de Arkham House. Deseando estamos que lo reediten; por desgracia lleva desde el inicio de siglo AGOTADO.
GOT-42: Alexander de Comeau: La magia del monje, o el elixir de la vida.
Traducción de Santiago García. Una rareza que fue vista y no vista. AGOTADO.
GOT-43: Washington Irving: La leyenda de Sleepy Hollow.
Una de las cubiertas más bonitas de la serie, gracias a Arthur Rackham. Por desgracia, llegamos al principal problema de la colección: las traducciones de José Luis Moreno-Ruiz. Este volumen es el primero de una desgraciada serie de malas versiones, fraudulentas incluso, por parte del más descarado traductor contratado para la colección, y lo malo es que no participa sólo en uno o dos, sino que casi el 10% de ella está contaminada por la mala praxis del traditore. Para empezar, en este volumen comienza dando un solo título, "El espectro del novio", a la reunión de dos textos originales: "The Inn Kitchen" y "The Spectre Bridegroom" (lo habitual es limitarse a traducir este segundo), con lo que no serán pocos los dolores de cabeza para quien trate, como es mi caso, de dar con el original de referencia. En cuanto a la calidad de su traducción, ya nos encontramos, a las primeras de cambio, al inventivo traductor haciendo de las suyas:
I was seated alone in one end of a great gloomy dining-room, and, my repast being over, I had the prospect before me of a long dull evening, without any visible means of enlivening it. I summoned mine host and requested something to read; he brought me the whole literary stock of his household, a Dutch family Bible, an almanac in the same language, and a number of old Paris newspapers.
"Tomé asiento al fondo de un amplio comedor a la sazón vacío; acaso angustiado por aquella soledad, por aquel silencio que me hacía tener la sensación de que había llegado a un lugar solitario, pedí al posadero algo que leer, y el buen hombre, prontamente, me ofreció cuanto componía la biblioteca de su casa y pensión: una Biblia familiar holandesa y un almanaque escrito en la misma lengua, pero también unos cuantos periódicos parisinos atrasados..." [Trad. de José Luis Moreno-Ruiz]
Muy creativo, sí señor; y no es que esté mal escrito (no hay errores gramaticales ni nada de eso, quiero decir), ya que el traductor conoce el idioma y él mismo es novelista, el problema es que apenas sigue al autor original, y se permite inventar lo que no dice, tal vez para no tener que buscar en el diccionario, como si estuviera reescribiendo la historia. Además, le pierden la reiteraciones: como si tuviera el objetivo de llenar más folios; pero esas reiteraciones igualan todas sus traducciones en un estilo único, el mismo para Washington Irving que para Robert Bloch, porque en realidad es el de José Luis Moreno-Ruiz. Al menos en el preludio al cuento, de título no traducido pero llamado "La cocina de la posada", esta es la tendencia. Basta comparar la correcta traducción de Eduardo Berti en la antología Fantasmas (Adriana Hidalgo, 2009) para ver que hay otra manera de hacer las cosas.
Volveremos a encontrar este problema en otros números, por lo cual, y dado que lo anterior ha sido una cata al azar en el volumen, considero puesto bajo sospecha este tomo de la Gótica, por no ser siempre (como debería ser) el original de Washington Irving, sino una reescritura intermitente del traductor, con omisiones frecuentes y malinterpretaciones. Además, se halla AGOTADO.
GOT-44: William F. Harvey: La bestia con cinco dedos y otros relatos de horror y misterio.
Traduce Óscar Palmer. A este autor sólo se lo conocía por algún relato dentro de antologías. El volumen supuso la gran oportunidad de conocerlo más a fondo. AGOTADO.
GOT-45: Joseph Sheridan Le Fanu: Los archivos del Doctor Hesselius.
Aparece aquí la gran novela "Carmilla", en traducción (por fortuna) de Juan Antonio Molina Foix, que salva el volumen. El resto ("Té verde", "El familiar" y "El juez Harbottle") está desfigurado por nuestro amigo José Luis Moreno-Ruiz (¿o era Alberto Laurent?). En esta entrada dejaba mis comentarios sobre esa posibilidad. AGOTADO.
GOT-46: Algernon Blackwood: John Silence, investigador de lo oculto.
Reeditado y nuevamente imposible de conseguir, este volumen reúne la totalidad de los casos del investigador de sucesos paranormales John Silence. Los mejores, como "Antiguas brujerías", pueden hallarse en antologías; pero no así los casos menos célebres. AGOTADO.
GOT-47: Robert Louis Stevenson: El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, y otros relatos de terror.
Por supuesto, todo el material de este libro está disponible en otras publicaciones, en muchas editoriales, en ediciones ilustradas y en muy competentes traducciones. Sólo para coleccionistas. AGOTADO.
GOT-48: Richard Matheson: Pesadilla a 20.000 pies y otros relatos insólitos y terroríficos.
Con este volumen se da entrada a una de las líneas que tomarán protagonismo en la evolución de la colección: el weird y el new weird. Se dignifica con este y muchos otros títulos por venir a la literatura con origen popular, adaptada para la televisión, procedente o derivada de la mítica Weird Tales. Richard Matheson es quizás uno de los más literarios de este tipo de escritores. Si no se poseen sus cuentos completos, esta es una buena selección. AGOTADO.
GOT-49: Nuevos cuentos de los mitos de Cthulhu, edición de Ramsey Campbell.
Continuación de las antologías de August Derleth y Rafael Llopis, tal vez sea la más importante de una larga serie de antologías con tema lovecraftiano centradas en autores de terror contemporáneo. Se trata a menudo de recopilaciones fruto del encargo, y eso no siempre redunda en la calidad. En este caso hay muy buen material. Como anécdota, hay que advertir que la primera edición de este volumen llevaba la infame traducción de José Luis Moreno-Ruiz. Destapado el engaño, como ya hemos advertido en otras entradas de este blog, se encargó por parte de los editores de Valdemar una nueva traducción a Juan Antonio Santos, que corrige los múltiples añadidos y malentendidos con que el primero suele trufar sus versiones. Aquí tal vez se excedió más de lo normal; pero, como venimos advirtiendo, esa ha sido siempre su forma habitual de traducir.
GOT-50: Maestros del horror de Arkham House. Edición con notas históricas de Peter Rubber.
Interesantísima antología, tanto o más por las notas del antólogo que por los relatos en sí (entre los que hay de todo, algunos son de usar y tirar). José María Nebreda ofrece una magnífica traducción de una antología original de Arkham House. En la reedición se añadía un portfolio con material gráfico en color que no apareció en su primera edición. Las cosas de Valdemar. AGOTADO.
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Salvo por uno de ellos, precedido de un cierto escándalo, el GOT-49, cabe apreciar que todos los volúmenes de esta tirada se encuentran agotados. Si añadimos todos los anteriores en este estado, y recordamos que el ritmo de reediciones al año es de unos cuatro o cinco... Pocas cuentas hacen falta para ver cuándo tendremos la colección completa. Aunque siempre cabe pensar que se van comprando esos 4 o 5 más las novedades con vistas a completarla al cabo de dos o tres décadas.
De todos modos, no es este el principal problema de la colección, sino otro con nombre y apellidos: José Luis Moreno-Ruiz. Seguiremos viéndolo en las próximas entradas.
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