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Mostrando entradas de febrero, 2018

EL LIBRO DE LA RISA Y EL OLVIDO (Milan Kundera, 1978)

Benito Arias    Milan Kundera es uno de mis autores favoritos, y aunque he llegado a él relativamente tarde, se ha instalado con fuerza en mis hábitos de relectura. Hay otros a los que también me he tomado de un trago, sin terminar agradecido hasta el punto de releerlos; pero Kundera, como Coetzee, Nooteboom o Musil es de los que están y espero que sigan estando siempre ahí, al alcance de mi mano.    Dicho esto, me preocupa la suerte de sus novelas. Pasado el periodo de mayor fama, a finales de los ochenta y principios de los noventa del pasado siglo, y teniendo en cuenta su edad y la falta de novedades, podemos preguntarnos con Jonathan Coe cuán importante es su obra hoy en día, y tal vez prepararnos para un diagnóstico inestable como el sugerido por el novelista inglés, quien se hace eco de la crítica de misoginia en un ensayo de Joan Smith (el propio Coe le atribuye a Kundera un aire de "androcentrismo") que ataca a la novela que quiero comentar ahora.    La c

LA HISTORIA SIGUIENTE (Cees Nooteboom, 1991)

  Por B. Arias    Lo más difícil al comentar esta pequeña joya de Cees Nooteboom es referirnos a ella sin desvelar el secreto de su argumento, que uno presiente en cierto modo a lo largo de la lectura, si bien podría permanecer oculto en un primer momento. Eso me parece un gran logro. No hay que dejarse embaucar por el tamaño del relato, sus apenas cien páginas, la economía de medios alcanza a todos los aspectos de la narración, y si un dato crucial se apunta en una sola línea y sin repeticiones, sólo cabe esperar que nos pille bien atentos. En caso contrario, siempre cabe la relectura. En mi caso, voy por la sexta, y cada vez me parece la primera. Como ya estoy sobre aviso, sé que tan importante como el relato de sucesos es el contexto desde el que se rememora la historia, pero este último es el que no se puede desvelar. De la historia del profesor de lenguas clásicas, "Sócrates", de su alumna Lisa d'India, de su compañera Maria Zeinstra, profesora de Biología, del

CLIMAS (André Maurois, 1928)

  Benito Arias       Hay un grupo de escritores de principios del siglo XX a los que ha arrastrado el tiempo más o menos injustamente, a pesar del éxito que disfrutaron en vida. Pienso en Knut Hamsun, Somerset Maugham, Hermann Hesse, Stefan Zweig  o André Maurois, entre otros. Son autores que esperan desde sus tomos de obras completas en las librerías de lance a que nuevos lectores vuelvan a apreciar sus esfuerzos ahora caducados en la novela. Reediciones puntuales y hasta nuevas traducciones, por ejemplo en el caso de Stefan Zweig, no invalidan el juicio de que son novelistas que han perdido la batalla contra el tiempo, primero porque representaron la versión más convencional de la novela del pasado siglo, una vez que se impuso la renovación de Joyce, Kafka o Faulkner; más tarde, en la actualidad, porque es imposible asumir su modo de encarar cuestiones políticas o morales, por ejemplo en lo relativo al amor y la mujer. Esto último llega incluso a indignar en el caso de Climas .

REBELIÓN EN LA GRANJA vs. 1984 (George Orwell, 1945 y 1949)

José Miguel García de Fórmica   «Cada renglón que he escrito en serio desde 1936 lo he creado, directa o indirectamente, en contra del totalitarismo y a favor del socialismo democrático», escribió George Orwell, el hombre que, haciendo honor a esas palabras, concibió las dos mayores diatribas antitotalitarias más conocidas de la literatura, Rebelión en la granja y 1984 . Es decir, Orwell las dirigió contra esa variante del totalitarismo que durante gran parte del siglo XX tuvo visos de triunfar, el comunismo soviético (contra el totalitarismo fascista él ya había combatido personalmente, en la guerra civil española), que en el momento de redacción de esos libros emergía de la segunda guerra mundial en la cúspide de su prestigio. De hecho, y como él mismo denuncia en el prólogo que suele acompañar al primero de esos libros, le costó mucho trabajo encontrar un editor que publicara un panfleto tan evidente contra el ahora amigo soviético (uno de ellos le dijo que habría sido más fá