Ir al contenido principal

REBELIÓN EN LA GRANJA vs. 1984 (George Orwell, 1945 y 1949)

José Miguel García de Fórmica
 
«Cada renglón que he escrito en serio desde 1936 lo he creado, directa o indirectamente, en contra del totalitarismo y a favor del socialismo democrático», escribió George Orwell, el hombre que, haciendo honor a esas palabras, concibió las dos mayores diatribas antitotalitarias más conocidas de la literatura, Rebelión en la granja y 1984. Es decir, Orwell las dirigió contra esa variante del totalitarismo que durante gran parte del siglo XX tuvo visos de triunfar, el comunismo soviético (contra el totalitarismo fascista él ya había combatido personalmente, en la guerra civil española), que en el momento de redacción de esos libros emergía de la segunda guerra mundial en la cúspide de su prestigio. De hecho, y como él mismo denuncia en el prólogo que suele acompañar al primero de esos libros, le costó mucho trabajo encontrar un editor que publicara un panfleto tan evidente contra el ahora amigo soviético (uno de ellos le dijo que habría sido más fácil de no haber utilizado cerdos para caracterizar a los líderes de la revolución animal que narra).
Y es que Rebelión en la granja (título español de un libro que se llama, más sencillamente, Animal Farm) es una paráfrasis de la Revolución Rusa y de su deriva estalinista que se sitúa en el escenario señalado por el título y cuyos protagonistas son los animales tiranizados por el amo humano contra el cual se levantan, para crear una sociedad igualitaria que promete el paraíso a cambio del incondicional esfuerzo colectivo y que degenera en una dictadura controlada por una élite que se impone tanto por medio de la manipulación (es decir, la modificación del pasado, tema que siempre preocupó al autor) como del terror (las purgas periódicas).
Para sus fines, Orwell usó, a su manera, esa tradición tan británica de la literatura formalmente dirigida a niños pero especialmente disfrutada por adultos (adultos que aprendieron a amarla siendo niños, claro es) a la que pertenecen Lewis Carroll, J. M. Barrie o Richmal Crompton. En concreto, utiliza (y retuerce) la misma premisa sobre animales con comportamientos humanos de un libro muy querido en tierras británicas, El viento en los sauces (1908), de Kenneth Grahame. Así, desde el momento en que los animales de la Granja Solariega se rebelan contra su brutal dueño, aquellos conviven en el mismo «plano» que los hombres sin que parezca haber ninguna violentación de la realidad. Es decir, es el acto mismo de la revolución lo que los humaniza, acertada metáfora del ideal socialista de la liberación del proletariado, por mucho que luego la práctica real lo pervirtiera: a los seres humanos de la novela no les escandaliza que los animales hayan protagonizado un hecho increíble en seres irracionales… sino que hayan expulsado a su amo y parezcan administrar la granja mejor que este.
Ahora bien, descontando este buen planteamiento, el resto es una parvularia «novela de tesis», en la que cada situación diríase dictada no por la coherencia dramática sino por la sumisión a una idea. En especial, sus personajes carecen de personalidad en sí mismos puesto que ante todo sirven de expresión a una idea, encarnando avatares bien de seres reales (el malvado cerdo líder, Napoleón, sería Stalin; su inicial compañero de «revolución», Bola de Nieve, expulsado y satanizado con el tiempo, Trotski) bien de prototipos imprescindibles (el insidioso intelectual orgánico que traduce al rebaño de «fieles» las consignas del líder, como si siempre hubieran sido inmutables, los sicarios sin pensamiento propio, los fieles ingenuos que creen hasta el final en los ideales por los cuales se levantaron…). Rebelión en la granja olvida algo que toda obra literaria debe tener, sean cuales sean sus intenciones (y que, desde luego, posee El viento en los sauces): una poética propia que impida la caída en el mero sermón. Es una pena, pero hasta una frase tan estupenda y conocida como el siniestro eslogan «Todos somos iguales, pero unos somos más iguales que otros» pierde su sabrosa enjundia en medio de tanto énfasis parabólico.
Y sin embargo, tres años después, Orwell enmendó todos los errores de su novela previa, creando la distopía más terrible y convincente jamás soñada, 1984. Sin duda, también una obra de tesis, muchas de cuyas páginas diríanse obra antes del gran ensayista que también fue que del buen novelista que se propuso ser. Pero que triunfa por una razón fundamental: si ese mundo que ha alcanzado tal grado de control y manipulación de sus habitantes nos estremece tanto, es porque nos importan sus personajes, en especial su admirable y patético protagonista, Winston Smith, ese infeliz que, mucho antes de emprenderla, sabe que su resistencia es inútil pero aun así no renuncia a emprenderla.
En mi opinión, por tanto, si 1984 es un libro irrepetible, Rebelión en la granja es una novela mediocre. Ahora bien, es probable que en esta apreciación tenga mucho que ver el hecho de que, mientras que desde que lo descubrí con 18 años he releído y disfrutado 1984 una y otra vez, a distintas edades, en cambio Rebelión en la granja supone una lectura muy tardía. Está claro: con los autores del pasado, nuestra mirada «diacrónica» no siempre se produce en el orden en que fueron proponiendo sus escritos, y no es lo mismo asistir a una evolución artística hacia mejor, que comenzar por una obra fundamental… y descubrir que el resto no está a la misma altura.


Comentarios

  1. Me pasó lo mismo que a usted, sólo que no con la relectura (que no me animo a emprender) sino con la versión cinematográfica con dibujos animados.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo en cambio no he visto ninguna de las varias versiones en cine que existen: no sé a cuál te refieres, Franklin, porque creo que hay una en dibujos animados clásicos de los años 50 y otras más reciente con actores reales y efectos de animación. El problema es que, después de leer libro tan poco sutil, pocas ganas dan de asomarme a ellas, que es algo que siempre suelo hacer cuando encuentro una novela que me gusta.

      Eliminar
    2. Me referí a la de dibujos animados de los años cincuenta. No la vi porque la pasaban de noche y yo era aún un niño y no me dejaban entrar a esa hora. La pude ver hace poco en DVD y no es gran cosa. Como dices todo muy obvio y predecible.

      Eliminar
  2. Hola Jose!
    No sabia que tenias otro blog, me parece la mar de interesante. No me considero un buen lector y menos para analizar una obra, casi todo lo que leo esta relacionado con el cine (junto con el surf y los idiomas son mis 3 pasiones), alguna novela que otra y algo de historia (esa gran asignatura pendiente que tenemos todos...), mi pareja es una voraz lectora, yo sin embargo soy de los que va lento, me gusta anotar y me lo tomo con calma. En cuanto a Rebelión en la granja, estoy de acuerdo en lo que comentas, no se hasta que punto esta sobrevalorada, quizás el contexto histórico en que fue escrita la ha rodeado de ese maravilloso halo. Diria que puede resultar útil como herramienta en el aula para abordar ciertos temas.
    En cuanto a 1984 la cosa ya cambia, a mi este libro me produjo un gran desasosiego y desde luego Orwell fue todo un visionario, ¿no tienes la sensación de que a día de hoy existen ciertos paralelismos con la historia?
    Por cierto, supongo que conoces Maus de Art Spiegelman, ¿que te parece?
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bienvenido por este rincón también, Jose. Como verás, se trata de un rincón diferente: es un blog compartido (de hecho, el responsable de la iniciativa es un buen amigo, Benito Arias, y se quiere presentar como un espacio abierto a las colaboraciones ajenas) y con el acicate de que las colaboraciones deben ser más breves, más cercanas a la reseña que al comentario extenso. En mi caso, que suelo pecar por exceso, es un estímulo para la síntesis.

      Las dos novelas de Orwell, en efecto, se beneficiaron del contexto en que fueron publicadas: el estallido de la guerra fría, y eso hizo que fueran muy populares entre ideólogos de la derecha (en la España de Franco se publicaron sin ningún problema), olvidando que el escritor era un ferviente socialista (pero no comunista, claro). Aciertas al pensar que "Rebelión en la granja" es útil en un aula, pues suele ser una de las lecturas habituales en asignaturas como filosofía, ética o historia (yo, en cambio, he mandado alguna vez "1984", aunque evidentemente es más complicada para edades tempranas). Y los paralelismos los buscó Orwell con toda la intención: decidió llevar al extremo las prácticas de control totalitaria de la URSS, superando su ficción a la realidad más desoladora (lo cual demuestra que el adagio correcto debería ser al revés de como suele enunciarse). Por último, sí, me leí "Maus" de Spiegelman hace muchos años y mi recuerdo es por tanto borroso. Recuerdo que no me entusiasmaron los dibujos pero sí el tratamiento del tema.

      Un abrazo, y espero que sigas pasándote también por aquí.

      Eliminar
  3. Vamos a ver que parece que estamos perdiendo el credo. 1984 es una de las mejores novelas jamás escritas, pese a la tan sobada crítica de plagio. Pero es que la otra que nos ocupa no puede ser analizada como lo haces pues tanto en sí misma, como en su concepción, formulación y desarrollo juega en el terreno, previamente concebido, de lo evidente, palmario, sencillo y "para todos" que calificas de pueril o parvulario. Son dos conceptos, dos fórmulas premeditadamente distintas y dispares, pero obvias en su concepción. Rebelión es un hermoso, didáctico y sencillo juego que en su adolescencia encuentra su esencia. 1984 es un prodigio obsesivo que nos atrapa desde la primera frase y nos obliga a devorar cada palabra y, cómo no, vivir el periplo de sus personajes como si fuéramos ellos. Un abrazo y yo tampoco conocía este tu nuevo blog.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Francisco, y bienvenido. No discuto que el objetivo de "Rebelión en la granja" sea ser entendido por un espectro de lectores más sencillo. La prueba está en la cantidad de profesores (de filosofía o de historia) que la ponen como lectura en la educación secundaria. ("1984" también, pero en este caso sus dificultades a esas edades son evidentes: yo mismo, cuando lo hago, es con carácter voluntario). Sin embargo, la obra literaria verdaderamente perdurable lo es con independencia de que fuera inicialmente concebida para ser comprendida en la infancia o la adolescencia. Los grandes clásicos etiquetados así ("Alicia en el País de las Maravillas", "Peter Pan", "Pinocho", las aventuras de Guillermo Brown o los cuentos de Andersen) superan esa prueba: un niño y un adolescente encuentran, como es lógico, unas cosas y un nivel de comprensión distinto al adulto, y en buena medida ahí radica su grandeza. "Rebelión en la granja", al menos conmigo, no lo logra y de ahí que considere que no está a la altura de "1984". En cualquier caso, entiendo perfectamente tus razones y el hecho de que, partiendo de los mismos elementos narrativos, éticos y dramáticos, puedan convivir dos miradas tan diferentes sobre la misma obra. Es lo que enriquece la conversación literaria, y artística en general. Y desde luego, "La noche del cazador" es también un estupendo punto de encuentro. Un abrazo y te convoco para un próximo comentario sobre "1984" que incluiré en La mano del extranjero.

      Eliminar
    2. Allí nos leeremos, pero creo que suelo salir como Altaica. Por cierto, qué versión de la novela llevada al cine te parece mejor? Para mi, Brazil. Un abrazo

      Eliminar
    3. ¡Vaya por Dios, Altaica, en efecto nos conocemos de antes jaja! De las dos versiones que sé que existen en cine (más una en televisión con Peter Cushing que me gustaría ver), solo he visto la de Michael Radford. Hace muchos años que no la he vuelto a ver, y es posible que aproveche esta reciente lectura para repasarla, pero no tengo mal recuerdo de ella. En cuanto a la mejor historia inspirada en la novela, "Brazil", con sus irregularidades típicas en Terry Gilliam, es de las mejores. Ahora bien, creo que la ficción más interesante de las que se inspiran en la novela de Orwell no se ha hecho en cine sino en cómic: se trata de "V de Vendetta", de Alan Moore y David Lloyd, el tebeo que inspiró la decepcionante versión que produjeron los hermanos (hoy hermanas) Wachowski.

      Eliminar
  4. Por poner un ejemplo cinéfilo, es como si criticáramos a La noche del cazador por su concepción estética de luces y sombras naif y su desarrollo de cuento infantil de buenos y malos, cuando es precisamente esa formulación plástica y argumental enfrentada al terrible mundo real lo que la hace extraordinaria y fantasmagoricamente mágica. Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Hola. Yo no diróia que "Rebelión en la granja" seas una "novela mediocre" ni mucho menos. Millones de lectores en el mundo entero lo desmienten. Se trata de una obra muy versátil que tiene muchas lecturas según el público lector. Yo la leí de niño, cuando no tenía ni idea de política y lloré cuando el pobre Boxer el caballo acaba siendo conducido al matadero. El libro es de lectura obligatoriia en diferentes países en escuelas e in stituto. Así sucede en EEUU. Se trata de una excelente manera de adentrarse en la revolución rusa y de inculcar al joven el rechazo por cualquier caso de totalitarismo (no solo el "comunismo" - mejor, esdtalinismo). Hay que considerar en contenido de otro libro fundamental de Orwell, "Homenaje a Cataluña). El escritor, ensayista y pewriodista vino voluntario a la guerra civil a luchar contra el fascismo. Procedía de un partido escindido de otro socialista, que era comunista de carácter trotskista. Orwell no era un socialdemócrata vendidido al capitalismo. Su "sdocialiosmo democrático" es sinónimo de "comunismo". En Catalunya se unió al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) que era comunista antiestalinista. El que no era comunista era Stalin. En esta obra cuenta sus visicitudes en el frente de Aragón donde el POUM iba codo con codo con la CNT. Al caer herido fue conducido a Barcelona donde fue testigo de los suceso de 1937, una guerra civil dentro de la República. Por una parte estaban los revolucionarios, o sea, anarquistas, POUM, socialistas de izquierda...) y por la otra los que querían acabar con la Revolución de 1936, es decir, los partidos burgueses, como el de Azaña, los socialistas en general y los comunistas de Díaz, Pasionaria, Líster, Carrillo.. verdaderos traidores que siguiendo órdenes de Stalin acabaron con la revolución de los auténticos comunistas. Sencillamente, el georgiano pretendía acercarse a las mal llamadas "democracias occidentales" dado que su pacto con Hitler no iba a ser eterno.

    Ya con más conocimiento político, volví a leer "Animal Farm" en inglés para practicar y me gustó. De hecho lo he leído varias veces y lo he utilizado en la escuela. Sobre los dibujos de los años 50 se dice que es una versión anarquista ya que se cambia el final del libro. Tras el episodio de Boxer. Todos los animales juntos, sin jefes, destruyen la casa del granjero con los puercos y hombres dentro, símbolo del poder.

    Sobre "1984" me gustó la peli y la ópera de Maazel, sin embargo, la novela se me hace farragosa por su extensión. Me pasa como a Borges, autor de cuentos, cuando afirma que una novela no es más que un cuento con cierta cantidad de paja.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola. Tienes razón en señalar el valor didáctico de "Rebelión en la granja". No es mi caso (soy profesor, como parece que tú también: mi especialidad es la Historia), pero distintos colegas suelen ponerlo como lectura, obligatoria o voluntaria, y yo mismo coincido en que, a temprana edad, supone un valioso acercamiento a la parábola política. Particularmente, me parece que esa insistencia en lo parabólico le perjudica, no porque esa pretensión no sea válida sino porque encuentro que el método en que lo lleva a cabo piensa más en la parábola que en la literatura. En cambio, en "1984" las dos pretensiones se concilian con más fortuna (pronto, en mi otro blog, "La mano del extranjero", voy a publicar un comentario extenso de esta novela). Por cierto que esta sí que la pongo como lectura (voluntaria) en bachillerato y es verdad que pocos alumnos la cogen, en buena medida porque yo mismo les expongo que no es una lectura fácil, sobre todo para quienes han leído "Animal Farm" y me piden que las compare.

      La película la vi hace muchos años (no recuerdo si antes o después de mi primera lectura), con el resultado de que, cuando la releo, son los rostros de John Hurt y Richard Burton, ambos magníficos, los que se me aparecen al pensar en los personajes. El film de dibujos animados, como creo que señalo en otro comentario, nunca lo he visto.

      Un saludo y espero poder confrontar contigo nuestras impresiones de "1984".

      Eliminar
  6. Gracias por tu respuesta. El carácter parabólico de Animal Farm radica en el hecho de ser una fábula, lo que la acerca a la literatura infantil. Hay muchos historias que sirven al tiempo para niños que para el adulto, depende de la profundidad de como se haga la lectura. La peli de los 50 está en Youtube en castellano si no la han retirado.

    Yo soy profesor de lengua (s).

    Un abrazo, colega.

    ResponderEliminar
  7. Aquí tienes la peli completa. Creo que es buena. Está en castellano y te la puedes descargar para conservarla. El final me encanta. Ya está bien de conformarse con la realidad q nos impone el poder. Lo que hay que hacer no es tomarlo sino destruirlo hasta sus cimientos .

    https://www.youtube.com/watch?v=zi-knIfZgHs

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

EL MAPA Y EL TERRITORIO (Michel Houellebecq, 2010)

Benito Arias     Continúo mi recorrido por la obra de Houellebecq, a menudo relecturas, con esta novela que me fatigó en su día y que ahora al regresar a ella en otras condiciones (la primera vez fue en digital, ahora en papel) me ha gustado bastante. Primera apreciación, por tanto: las obras saben distinto según el formato en que las leemos, y la lectura apresurada en formato electrónico, que suele hacerse en circunstancias incómodas, a ratos perdidos y muchas veces asediados por los ruidos, a la larga perjudica la valoración y el disfrute de unos libros que no hempos leído propiamente como tales.     Lo primero que se suele destacar de esta novela es cierta sorpresa por haber dado con una novela clásica firmada por el post-moderno Houellebecq. En efecto, escrita en tercera persona, extensa, galardonada con un premio como el Goncourt, sin apenas contenido sexual y centrada sobre todo en un personaje claramente distinto del propio autor, parece una novela sin más, no las rare

EL HOMBRE QUE ATRAVESABA LAS PAREDES (Marcel Aymé, 1943)

Francisco Villalba    Descubrir que había adquirido la curiosa facultad de atravesar las paredes no tuvo para Dutilleul nada de extraordinario. Además, amenazaba con perturbar su discreta y apacible existencia. Pero cierta situación le indujo a echar mano de sus poderes, y ya entonces nos barruntábamos que podría acabar enganchado, lo que efectivamente ocurrió, con las consecuencias que ustedes descubrirán si llegan a conocer sus aventuras.    “El hombre que atravesaba las paredes” es el primero de la serie de relatos de Marcel Aymé, agrupados con el mismo título, editada por Argos Vergara en 1983. La edición original, “Le passe-muraille” data de 1943.    La protagonista del siguiente relato también está capacitada para subvertir las leyes de la física. Se llama Sabina, y posee el don de la ubicuidad. Al igual que Dutilleul, Sabina sucumbe ante la tentación, en este caso la de multiplicarse por doquier. Y ya les anticipo que tiende a la ninfomanía.    En los dos textos siguient

UN CAPITÁN DE QUINCE AÑOS (Julio Verne, 1878)

  José Miguel García de Fórmica    En 1878, Verne publicó una novela que durante mucho tiempo se situó entre las favoritas de sus lectores, pero a la que el tiempo está eclipsando de modo implacable. El planteamiento que eligió es soberbio: el viaje en principio plácido que emprende el Pilgrim desde Nueva Zelanda a California acaba convirtiéndose en una odisea de la angustia cuando, intentando cazar una ballena, perece toda la tripulación, quedando a bordo tan solo el grumete, un grupo de trabajadores negros a quienes habían rescatado previamente del mar, la esposa del armador con su hijo pequeño y un primo entomólogo que no es sino un niño grande. Una odisea porque el único adulto con conocimientos marinos que sigue en el barco, el cocinero Negoro, altera la brújula y engaña a los pasajeros del barco hasta llevarlos al África negra de los tratantes de los esclavos. Verne, desde luego, estaba sobradamente dotado para este tipo de dramaturgia, como demuestra una de sus primer

EL HOMBRE SIN ATRIBUTOS (Robert Musil, 1930-1942)

Benito Arias    Después de terminar la relectura de El hombre sin atributos dejo pasar unos días pensando qué podría destacar de este libro enorme en todos los sentidos, con el límite de los pocos párrafos que nos permitimos en estas reseñas. Empezaré con un poco de "mirada retrospectiva": tengo la edición en cuatro volúmenes de la foto, la que por primera vez puso a disposición del lector español la novela de Musil con los capítulos en estado de borrador o corregidos pero no publicados e incluso distintas variaciones de algún motivo importante. Llevo leyendo estos libros muchos años, empecé en los 80, y aunque el primer tomo del primer volumen original parecía contener grandes virtudes, me aburrió entonces su enrevesado discurso, lo releí más tarde; pero no fue hasta la década de los noventa cuando me zampé la obra entera en unos pocos meses con el verano del 95 como epicentro. En esa ávida lectura me fascinó el retablo de la Viena prebélica, de la incongruente Kakan

EL HOMBRE QUE CAYÓ EN LA TIERRA (Walter Tevis, 1963)

José Miguel García de Fórmica Acabo de pasar la última página de la novela y la dejo sobre la mesa, me siento a escribir en el ordenador y me entran ganas de servirme una ginebra (y no me gusta la ginebra) como homenaje al desdichado protagonista de El hombre que cayó en la Tierra (1963). La literatura es irónica: esta novela, que compré hace varios años sin mayor inquietud por leerla (lo hice por eso que llamamos «completismo», porque tenía un vago recuerdo de la película que inspiró con David Bowie de protagonista), y que he cogido al azar en estos días indolentes entre el final del verano y el comienzo de las clases, me ha proporcionado la más triste y melancólica reflexión sobre la soledad, cósmica en su sentido más literal, que he leído en mucho tiempo. Un conocimiento rutinario de su trama podría inducir a engaño: a creer que lo que va a contarnos el libro es la enésima historia del contacto que establece el representante de una raza del espacio con nuestro siempre co

LOS EMBAJADORES (Henry James, 1903)

Benito Arias     Los embajadores (1903) es la novela intermedia de la Gran Trilogía de Henry James, justo entre Las alas de la paloma (1902) y La copa dorada (1904), siendo considerada por el propio novelista (así lo manifiesta en el prólogo a Retrato de una dama ) su mejor obra, la más "proporcionada" y "redonda". Sería su obra cumbre, por tanto, dentro de la que suele considerarse también mejor etapa de su autor, claro que en esto hay división de opiniones, y aunque algunos comentaristas, como F. R. Leavis, votan por el Retrato (que el propio autor sitúa a este respecto justo después de Los embajadores ) y otras novelas previas a este estallido final, son más lo que optan por el periodo difícil, entre otros Percy Lubbock. Personalmente, creo que no estamos obligados a elegir, aunque en este caso tiendo a dar la razón a la mayoría. Por lo demás, es admirable la vastedad del legado de Henry James, y la altura de tantas de sus obras. Prácticamente no hay un

LA FLECHA NEGRA (Robert Louis Stevenson, 1883)

  José Miguel García de Fórmica   Tengo por mi guerra «favorita» una contienda de la que no tengo mayores conocimientos que los que me han dado dos obras literarias (y, por tanto, también cinematográficas). Una, claro, es el Ricardo III de Shakespeare (y de Laurence Olivier); la otra, una novelita de Robert Louis Stevenson que no suele figurar entre lo más conocido de su autor pero que es seguro que quien la haya leído habrá de recordarla siempre con el mayor de los placeres. La contienda es la Guerra de las Dos Rosas (que ya de por sí diríase un nombre inventado por un literato). La novelita, La flecha negra . El autor la publicó inicialmente en 1883, por entregas, en la misma revista y con el mismo seudónimo (el alias de Capitán George North) donde poco antes había hecho lo propio con la historia que por siempre le hizo ganar la inmortalidad, La isla del tesoro . No es casualidad, por tanto, que en ambas brille el mismo ímpetu narrativo, la misma alegría por el mero arte del rel

FORTUNATA Y JACINTA (Benito Pérez Galdós, 1887)

José Miguel García de Fórmica La posible reticencia que podamos sentir hacia ella solo porque en los manuales de literatura es calificada (por aquellos que es dudoso que hayan leído otra cosa que literatura «seria») como la novela más grande del siglo XIX español queda vencida solo con aplicar el único método para salir de dudas: leerla. Fortunata y Jacinta no sé si será la mejor novela de esa centuria, ni siquiera si la más destacada de Galdós, pero desde luego es una obra grandiosa, excepcional, inolvidable. Sorprendido justo en mitad del camino de su vida, el escritor canario la escribió con el convencimiento pleno de estar ejecutando una novela culminante en su trayectoria: como Auto de fe o Cien años de soledad o Los hermanos Karamázov , es una de estas que se llaman novelas-mundo , por ambición, por extensión, por el propósito de incluir en ella una completísima expresión del universo humano. Un universo encarnado en una ciudad, Madrid, más que nunca un personaje fu

LA AMANTE DE WITTGENSTEIN (David Markson, 1988)

Benito Arias    Con ese título, es imposible no interesarse por la novela. Aunque es un tanto enigmático, ya se sabe que Ludwig Wittgenstein (el filósofo del siglo XX) era homosexual y mistress no es el término apropiado para designar a una mujer supuestamente enamorada del filósofo. Sin embargo, la obra se titula Wittgenstein's Mistress , se publicó en 1988 y su autor, David Markson (1927-2010), sabía muy bien lo que hacía al elegir el título. Mistress es una amante dominadora, que violenta con sus acciones o con sus palabras al otro. También es una maestra. Kate, la voz de la novela, ejerce violencia sobre las obras de Wittgenstein, en concreto sobre el Tractatus , para enseñarnos un mensaje postmodernista y también muy claro, que todo es diverso, meramente aproximado y muy confuso. Si algo puede resumir la impresión general de esta novela es que Samuel Beckett ha decidido contarnos el Tractatus a su manera. En frases cortas y en párrafos breves de una sola o de pocas fras