Ir al contenido principal

WAHT IS ANYTHING? Memoirs of a Life in Lovecraft (S. T. Joshi, 2023)

 

 

Benito Arias

   Si alguien siente alguna curiosidad por saber cómo es "una vida en Lovecraft", esto es, una vida de erudición consagrada a la figura de H. P. Lovecraft, puede consultar o leer estas memorias del muy productivo S. T. Joshi (nacido en 1958), de origen hindú pero criado y nacionalizado estadounidense. Se trata de un estudioso mundialmente reconocido por sus trabajos en el terreno de la weird fiction, siendo "weird" un vocablo que se atribuye a la propia obra de Lovecraft y a la literatura fantástica más o menos emparentada con él. Hoy se habla al menos en parte de "new weird" para calificar a las variantes que añaden ingredientes de fantasía o de ciencia ficción al conocido como "horror cósmico" lovecraftiano, u "horror material" porque el efecto terrorífico está ligado a deidades y monstruosidades que causan un indecible espanto ("indecible" o "inexpresable" -unutterable- es un término muy querido por ambos, Lovecraft y Joshi). Lovecraft continúa (y banaliza) la corriente iniciada con Poe y se desmarca del fantástico atmosférico que encontramos en la "ghost story" británica, o en la literatura extraña o surrealista de otros autores más inclinados a inquietar que a horrorizar. Los modelos de Lovecraft son Poe, Arthur Machen, Algernon Blackwood y algo de Lord Dunsany para su vertiente onírica; por otro lado, los autores más o menos emparentados con Lovecraft serán sus contemporáneos Robert E. Howard, Clark Ashton Smith (con ellos hay una especie de simbiosis en un trío con características comunes y propias al mismo tiempo) y, más cerca de nuestros días, Ramsey Campbell (en hiperbólica opinión de S. T., nada menos que el mejor autor vivo del género "y tal vez de la historia") y Thomas Ligotti. La legión de imitadores queda atestiguada por la cantidad de antologías inspiradas en los llamados Mitos de Cthulhu, a menudo de calidad ínfima.

   Pues bien, en resumidas cuentas, éste es el campo de S. T. Joshi, ya que su vida como tal tiene pocas aventuras, si quitamos la vez en que se llevó un libro de una biblioteca para fotocopiarlo a escondidas, o aquella otra en que se aprovechó de una máquina en mal estado para sacar montones de copias de microfilms a bajo precio. Tras pasar por la universidad, donde a medida que se especializa en lenguas clásicas descubre a H. P., llegará un momento en que deba elegir entre la vida del profesor universitario o la del erudito freelance. Se decide por esto último y empieza a dar tumbos por todas y cada una de las bibliotecas que en su país tienen cartas, manuscritos u obras originales e inencontrables de Lovecraft, cómo no, pero también de Ambrose Bierce y otros autores que le interesan especialmente, como H. L. Mencken y hasta Robert Aickman (del que llega a teclear a partir del manuscrito una novela inédita, Go Back at Once, que no logra editar). La cantidad de papeles que confiesa haber consultado es impresionante, en el caso de Lovecraft se le debe como es notorio la edición cotejada con los manuscritos de todos sus relatos, poemas, ensayos y especialmente su correspondencia (ingente), y a esto hay que sumar bibliografías de bastantes autores, ediciones recopilatorias de crítica sobre Lovecraft y otros, revistas, actas de congresos... En fin, a su entender son unos 400 libros, teniendo en cuenta que suele editar y reeditar muchas veces lo mismo y que considera libro propio cualquier cosa que haya sido editada por él (si prepara un libro de un autor olvidado, y lo reedita incluso sin prólogo ni notas, ya es un libro de S. T. Joshi a estos efectos), y en parte tiene derecho, cómo no.

   La portada de las memorias no es muy afortunada, y predispone a considerar la vida a la que se refiere en tonos más bien grises y oscuros. Esa impresión es correcta. Sus polémicas, en las que no profundiza, resultan algo vacuas, y como humano muy humano parece no haber ofensa que olvide, ni elogio que le parezca suficiente. Un problema es que, siendo crítico, a menudo cambia de opinión, algo más que normal (lo que no se entiende es que Aickman cada vez le interese menos, pero Campbell cada vez más, como ejemplo de estos cambios de opinión). No ha cambiado la idolatría de Su Autor, al que siempre defenderá con pluma y espada. La polémica con el buen Charles Baxter sobre la calidad literaria de H. P. es digna de rastreo, no se dan muchas pistas en las memorias, pero en la Red está todo. Tampoco aceptará obviamente las exageradas críticas de Edmund Wilson en los años '40, que seguramente influyeron en la travesía por el desierto por la que hubo de cruzar Lovecraft hasta los años '80, pero aunque no le encargan a él la edición, sí son sus textos lo que llegarán ya a inicios de este siglo al volumen de Library of America (un único volumen de relatos a cargo de Peter Straub, pero guiado por S. T. en la sombra), un hecho que supone la aceptación del autor dentro del corpus de las letras americanas. Sin duda, si alguien ha hecho méritos para esta aceptación del valor literario de Lovecraft ha sido este estudioso, que lo sabe todo de Su Autor, y lo ha sacado del ghetto con sus ediciones en Penguin Classics.

   Estas memorias no tienen demasiadas virtudes literarias, y el propio S T. reconoce que no es buen escritor, aunque publique alguna novela de detectives que otra. El estilo, en efecto, es periodístico y plano, lo que cuenta es a menudo aburrido y repetitivo, sólo apto para fantáticos de estos temas, interesados en saber cuántas ediciones ha preparado para Penguin o qué autores ha rescatado para Hippocampus o Centipede Press. Pura adrenalina.

   Cuando ocasionalmente se sale de Su Tema, nos habla de interpretación musical (es violinista, cantante y compositor, aunque le gusta mucho Corelli), así como de sus dos esposas o de sus gatos; pero tampoco transmite mucha pasión en estos campos, bueno tal vez sí por la música y bastante por los gatos. Por lo demás, conoce a medio mundo en el género, pero no nos deja ni una anécdota que recordar (sólo cuando se refiere a la muerte de Wilum Pugmire deja un atisbo de emoción en el par de párrafos que le otorga); los congresos y convenciones son mediocres aunque el tema sea lo fantástico (lo más animado en este caso será una pelea alrededor del sempiterno tema del racismo en Lovecraft y algún intento de cancelación del que logra defenderlo con gran eficacia). En cuanto al trabajo fundamental de Joshi, que es encontrar, leer y sobre todo copiar manuscritos y libros para sus reediciones (decenas de volúmenes de Ambrose Bierce o H. L. Mencken en autoediciones vía Amazon, por ejemplo) no transmiten la pasión del coleccionista, porque se revela en todo momento como un erudito, no un bibliófilo, y a veces ni siquiera parece un apasionado del género. Se diría que practica el arte de leer de corrido y como quien rema en galeras cientos y miles de páginas para seleccionar algo que poder editar con su nombre o algo que resumir en sus múltiples panoramas históricos o en esas monografías que redacta en unos pocos meses.

   En el Epílogo, como reconocido narcisista que es, se pregunta qué quedará de él en la Historia, y concluye que las ediciones corregidas y su enorme biografía de Lovecraft, su historia del género de terror, su historia del ateísmo y las ediciones de Bierce, Dunsany y demás autores weird. Estas memorias no creo que lleguen a tan selecto grupo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL MAPA Y EL TERRITORIO (Michel Houellebecq, 2010)

Benito Arias     Continúo mi recorrido por la obra de Houellebecq, a menudo relecturas, con esta novela que me fatigó en su día y que ahora al regresar a ella en otras condiciones (la primera vez fue en digital, ahora en papel) me ha gustado bastante. Primera apreciación, por tanto: las obras saben distinto según el formato en que las leemos, y la lectura apresurada en formato electrónico, que suele hacerse en circunstancias incómodas, a ratos perdidos y muchas veces asediados por los ruidos, a la larga perjudica la valoración y el disfrute de unos libros que no hempos leído propiamente como tales.     Lo primero que se suele destacar de esta novela es cierta sorpresa por haber dado con una novela clásica firmada por el post-moderno Houellebecq. En efecto, escrita en tercera persona, extensa, galardonada con un premio como el Goncourt, sin apenas contenido sexual y centrada sobre todo en un personaje claramente distinto del propio autor, parece una novela sin más, no las rare

EL HOMBRE QUE ATRAVESABA LAS PAREDES (Marcel Aymé, 1943)

Francisco Villalba    Descubrir que había adquirido la curiosa facultad de atravesar las paredes no tuvo para Dutilleul nada de extraordinario. Además, amenazaba con perturbar su discreta y apacible existencia. Pero cierta situación le indujo a echar mano de sus poderes, y ya entonces nos barruntábamos que podría acabar enganchado, lo que efectivamente ocurrió, con las consecuencias que ustedes descubrirán si llegan a conocer sus aventuras.    “El hombre que atravesaba las paredes” es el primero de la serie de relatos de Marcel Aymé, agrupados con el mismo título, editada por Argos Vergara en 1983. La edición original, “Le passe-muraille” data de 1943.    La protagonista del siguiente relato también está capacitada para subvertir las leyes de la física. Se llama Sabina, y posee el don de la ubicuidad. Al igual que Dutilleul, Sabina sucumbe ante la tentación, en este caso la de multiplicarse por doquier. Y ya les anticipo que tiende a la ninfomanía.    En los dos textos siguient

REBELIÓN EN LA GRANJA vs. 1984 (George Orwell, 1945 y 1949)

José Miguel García de Fórmica   «Cada renglón que he escrito en serio desde 1936 lo he creado, directa o indirectamente, en contra del totalitarismo y a favor del socialismo democrático», escribió George Orwell, el hombre que, haciendo honor a esas palabras, concibió las dos mayores diatribas antitotalitarias más conocidas de la literatura, Rebelión en la granja y 1984 . Es decir, Orwell las dirigió contra esa variante del totalitarismo que durante gran parte del siglo XX tuvo visos de triunfar, el comunismo soviético (contra el totalitarismo fascista él ya había combatido personalmente, en la guerra civil española), que en el momento de redacción de esos libros emergía de la segunda guerra mundial en la cúspide de su prestigio. De hecho, y como él mismo denuncia en el prólogo que suele acompañar al primero de esos libros, le costó mucho trabajo encontrar un editor que publicara un panfleto tan evidente contra el ahora amigo soviético (uno de ellos le dijo que habría sido más fá

UN CAPITÁN DE QUINCE AÑOS (Julio Verne, 1878)

  José Miguel García de Fórmica    En 1878, Verne publicó una novela que durante mucho tiempo se situó entre las favoritas de sus lectores, pero a la que el tiempo está eclipsando de modo implacable. El planteamiento que eligió es soberbio: el viaje en principio plácido que emprende el Pilgrim desde Nueva Zelanda a California acaba convirtiéndose en una odisea de la angustia cuando, intentando cazar una ballena, perece toda la tripulación, quedando a bordo tan solo el grumete, un grupo de trabajadores negros a quienes habían rescatado previamente del mar, la esposa del armador con su hijo pequeño y un primo entomólogo que no es sino un niño grande. Una odisea porque el único adulto con conocimientos marinos que sigue en el barco, el cocinero Negoro, altera la brújula y engaña a los pasajeros del barco hasta llevarlos al África negra de los tratantes de los esclavos. Verne, desde luego, estaba sobradamente dotado para este tipo de dramaturgia, como demuestra una de sus primer

EL HOMBRE SIN ATRIBUTOS (Robert Musil, 1930-1942)

Benito Arias    Después de terminar la relectura de El hombre sin atributos dejo pasar unos días pensando qué podría destacar de este libro enorme en todos los sentidos, con el límite de los pocos párrafos que nos permitimos en estas reseñas. Empezaré con un poco de "mirada retrospectiva": tengo la edición en cuatro volúmenes de la foto, la que por primera vez puso a disposición del lector español la novela de Musil con los capítulos en estado de borrador o corregidos pero no publicados e incluso distintas variaciones de algún motivo importante. Llevo leyendo estos libros muchos años, empecé en los 80, y aunque el primer tomo del primer volumen original parecía contener grandes virtudes, me aburrió entonces su enrevesado discurso, lo releí más tarde; pero no fue hasta la década de los noventa cuando me zampé la obra entera en unos pocos meses con el verano del 95 como epicentro. En esa ávida lectura me fascinó el retablo de la Viena prebélica, de la incongruente Kakan

EL HOMBRE QUE CAYÓ EN LA TIERRA (Walter Tevis, 1963)

José Miguel García de Fórmica Acabo de pasar la última página de la novela y la dejo sobre la mesa, me siento a escribir en el ordenador y me entran ganas de servirme una ginebra (y no me gusta la ginebra) como homenaje al desdichado protagonista de El hombre que cayó en la Tierra (1963). La literatura es irónica: esta novela, que compré hace varios años sin mayor inquietud por leerla (lo hice por eso que llamamos «completismo», porque tenía un vago recuerdo de la película que inspiró con David Bowie de protagonista), y que he cogido al azar en estos días indolentes entre el final del verano y el comienzo de las clases, me ha proporcionado la más triste y melancólica reflexión sobre la soledad, cósmica en su sentido más literal, que he leído en mucho tiempo. Un conocimiento rutinario de su trama podría inducir a engaño: a creer que lo que va a contarnos el libro es la enésima historia del contacto que establece el representante de una raza del espacio con nuestro siempre co

FORTUNATA Y JACINTA (Benito Pérez Galdós, 1887)

José Miguel García de Fórmica La posible reticencia que podamos sentir hacia ella solo porque en los manuales de literatura es calificada (por aquellos que es dudoso que hayan leído otra cosa que literatura «seria») como la novela más grande del siglo XIX español queda vencida solo con aplicar el único método para salir de dudas: leerla. Fortunata y Jacinta no sé si será la mejor novela de esa centuria, ni siquiera si la más destacada de Galdós, pero desde luego es una obra grandiosa, excepcional, inolvidable. Sorprendido justo en mitad del camino de su vida, el escritor canario la escribió con el convencimiento pleno de estar ejecutando una novela culminante en su trayectoria: como Auto de fe o Cien años de soledad o Los hermanos Karamázov , es una de estas que se llaman novelas-mundo , por ambición, por extensión, por el propósito de incluir en ella una completísima expresión del universo humano. Un universo encarnado en una ciudad, Madrid, más que nunca un personaje fu

LA FLECHA NEGRA (Robert Louis Stevenson, 1883)

  José Miguel García de Fórmica   Tengo por mi guerra «favorita» una contienda de la que no tengo mayores conocimientos que los que me han dado dos obras literarias (y, por tanto, también cinematográficas). Una, claro, es el Ricardo III de Shakespeare (y de Laurence Olivier); la otra, una novelita de Robert Louis Stevenson que no suele figurar entre lo más conocido de su autor pero que es seguro que quien la haya leído habrá de recordarla siempre con el mayor de los placeres. La contienda es la Guerra de las Dos Rosas (que ya de por sí diríase un nombre inventado por un literato). La novelita, La flecha negra . El autor la publicó inicialmente en 1883, por entregas, en la misma revista y con el mismo seudónimo (el alias de Capitán George North) donde poco antes había hecho lo propio con la historia que por siempre le hizo ganar la inmortalidad, La isla del tesoro . No es casualidad, por tanto, que en ambas brille el mismo ímpetu narrativo, la misma alegría por el mero arte del rel

VIAJE SENTIMENTAL POR FRANCIA E ITALIA (Lawrence Sterne, 1768)

Benito Arias      La última obra publicada por Laurence Sterne (1713-1768), en dos volúmenes, e inacabada o digamos más bien "abierta" como su Tristram Shandy , se tituló A Sentimental Journey through France and Italy (1768) y el narrador de la obra es Mr. Yorick, un personaje de su Tristram Shandy que por su parte es un trasunto del propio Sterne. "Sentimental" aquí significa de aprendizaje en relación con la formación del carácter, ya que los sucesos del viaje despiertan una suerte de reflexión encaminada al perfeccionamiento moral. Tiene por tanto una cierta relación con la escuela moralista francesa, ya que la moral y las costumbres son el motivo conductor del relato, pero por contenidos se sitúa en la estela empirista de David Hume, por esa relación entre moral y buenos sentimientos. El narrador se coloca en el lado opuesto al viajero que se limita a describir ciudades y grandes edificios, a valorar y criticar puntillosamente lo que observa (Smollett es l

LOS EMBAJADORES (Henry James, 1903)

Benito Arias     Los embajadores (1903) es la novela intermedia de la Gran Trilogía de Henry James, justo entre Las alas de la paloma (1902) y La copa dorada (1904), siendo considerada por el propio novelista (así lo manifiesta en el prólogo a Retrato de una dama ) su mejor obra, la más "proporcionada" y "redonda". Sería su obra cumbre, por tanto, dentro de la que suele considerarse también mejor etapa de su autor, claro que en esto hay división de opiniones, y aunque algunos comentaristas, como F. R. Leavis, votan por el Retrato (que el propio autor sitúa a este respecto justo después de Los embajadores ) y otras novelas previas a este estallido final, son más lo que optan por el periodo difícil, entre otros Percy Lubbock. Personalmente, creo que no estamos obligados a elegir, aunque en este caso tiendo a dar la razón a la mayoría. Por lo demás, es admirable la vastedad del legado de Henry James, y la altura de tantas de sus obras. Prácticamente no hay un